domingo, 1 de agosto de 2010

No recuerdo la última vez que sonreí, fue un instante mágico, que condensaste con tu mirada, fue la dulzura de cada palabra mencionada, la tristeza de cada caricia olvidada, la soledad acompañada.
Conozco el aroma que dejan tus sueños, el mismo aroma que deja el dolor, albergué la esperanza, que le dio el derecho a la razón de quitarle lo que es del corazón.

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