domingo, 1 de agosto de 2010


Miles de años atrás el hombre ya sabia como había que frotar toscas, piedras una contra otra para darle forma determinada...
El romanticismo nacía dándole lugar a formar la silueta de su amada reflejándose en el sol del atardecer que da un extraño resplandor y viste el mar y las rocas con exóticos tintes de bellos colores
iluminando su mente.
Dando belleza a la escultura con tonos suaves que la naturaleza le brindaba siendo pobres de elementos y luminosa el alma.

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